martes, 30 de junio de 2009

Bioanálisis: Una profesión cada vez más importante




Bioanálisis: Una profesión cada vez más importante

Detectar un nuevo virus o bacteria en el organismo, identificar el ADN de un violador o determinar la calidad de un producto son fenómenos muy distintos con un factor común: el bioanálisis. Esta disciplina multifuncional sirve de ayuda imprescindible a multitud de ciencias (microbiología, bioquímica, inmunología, hematología) y se podría definir, en palabras sencillas, como el análisis microscópico de sustancias orgánicas. El Colegio de Bioanalistas de Zulia, con dos mil 200 miembros, celebraron esta semana el 50mo. aniversario de su fundación con conferencias y tertulias científicas. Hoy se conmemora el nacimiento de Rafael Rangel (1877-1909), padre del bioanálisis en Venezuela.

Desde el pasado miércoles los salones del Hotel del Lago, en Maracaibo, han servido de punto de encuentro para los profesionales del análisis biológico. "El logro de las jornadas es mejorar e intercambiar conocimientos tecnológicos y aplicarlos a nuestro trabajo diario", indicó María Valladares, presidenta del colegio en la región. En los coloquios y conferencias han participado 94 expositores, siete de ellos internacionales llegados de México, Argentina y España, entre otros.

El microbiólogo español Fernando de Ory expuso los nuevos ensayos en infecciones víricas. "Mi investigación consiste en identificar el bicho causante de la infección y poner en evidencia la reacción inmunitaria del organismo", resumió el especialista del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del ministerio español de Innovación y Ciencia. La microbiología médica estudia los microorganismos patógenos y la posible cura de las enfermedades que producen. Es una de las ciencias para las que el bioanálisis es la plataforma de despegue.

A las jornadas se inscribieron inicialmente 384 profesionales. Francisca Monsalve es una de ellas. Lleva 17 años entre tubitos de ensayo y batas blancas. Se encarga de investigar los marcadores hepáticos. "Es un simposio completo que abarca desde la llegada del paciente a la clínica hasta el diagnóstico final", comentó el jueves en uno de los salones del hotel.

En 1959, año de la fundación, el colegio sumaba 14 bioanalistas. Ahora son dos mil 200 en el Zulia. "Tampoco son muchos si los comparamos con el número de médicos, que ronda los 12 mil", matiza la presidenta de la institución. Los profesionales zulianos se distribuyen en 100 instituciones públicas, 200 laboratorios privados y varios centros de salud. Cada estado de Venezuela dispone de un colegio. Una vez al año se reúnen en el ámbito nacional para trazar las líneas generales de investigación y desarrollo. Los aportes económicos, en el caso del Zulia, proceden casi exclusivamente de la Gobernación.


Aplicaciones a la industria y comercio.


La novedad del bioanálisis recae en su repercusión industrial y comercial. "Determinamos la calidad exacta de cualquier producto antes de conceder los certificados", enfatizó María Valladares. El mercadeo también compete a estos profesionales, que tienen un departamento específico encargado de los efectos económicos y sociales de las investigaciones.

"De realizar análisis sencillísimos pasamos por los más modernos avances tecnológicos hasta llegar a la biología molecular", aseguró Ricardo Atienza, bioanalista marabino que no se ha perdido ni una conferencia. La biotecnología, a pesar de cierta controversia inicial, se considera la más nueva y efectiva de las disciplinas. Sólo el año pasado la FDA aprobó 20 fármacos biotecnológicos. Los pacientes de cáncer son los que más se han beneficiado de esta aplicación tecnológica a la biología.

El cirujano y oncólogo Saúl Dorfman intervino en las jornadas de Maracaibo con una conferencia sobre el cáncer de cuello de útero y el virus del papiloma humano. "Algunos días eran las 6.00 de la tarde y los participantes no se querían marchar. Todos compartían con los compañeros sus preocupaciones o novedades científicas", comentó Ilda Moreno, presidenta del comité organizador de la jornadas. Mientras supervisaba el café y la llegada de los invitados, destacó el éxito de tres cursos: el de coagulación sanguínea, de uroanálisis y de control de calidad en bacteriología.


Rengel, el padre del bioanálisis


Rafael Rengel nació el 25 de abril de 1877. Es considerado padre de la parasitología y del bioanálisis en Venezuela. Dedicó su vida al estudio de enfermedades tropicales. Debe parte de su fama a la catalogación de la Anquilostomiasis como agente casual de anemias graves en el medio rural. Un científico norteamericano, Stiles, ya lo había descubierto antes, pero la investigación de Rengel sirvió para tratar de forma adecuada lo que anteriormente se diagnosticaba como enfermedad de Bright, una inflamación del riñón.

En 1905 desentrañó la causa de "la peste boba", una patología que afectaba a los caballos. Se encargó del estudio y control de una epidemia de peste en La Guaira que tardó en diagnosticar. Éste fue el comienzo del final. Su diagnóstico tardío desencadenó multitud de ataques de otros compañeros, lo que le sumió en una grave depresión. El 20 de agosto de 1909 se suicidó tomando cianuro. Desde 1977 sus restos mortales reposan en la Cuarta Capilla del antiguo templo de la Santísima Trinidad de Caracas, hoy Panteón Nacional.

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